Finalmente hoy, luego de un mes de decantación, arrojo al aire algunos de los pensamientos que me asaltaron durante mi viaje por el viejo mundo:
- Sucede a veces que, sentado en el avión, uno puede desesperarse por romper el vidrio para salir a jugar entre las nubes. Esto es porque ha empezado el viaje. Ese impulso de absoluta libertad, la sensación de no querer ningún límite (ni físico, ni mental), de inmensidad, se siente cuando uno desde su pequeña (realmente PEQUEÑA) butaca empezó a volar internamente.
-Todos los grandes pintores del renacimiento estudiaron en Florencia. Florencia ha estudiado a todos los grandes pintores del renacimiento. Es muy groso portar un nombre de ese tenor...
- ¡Los espantapájaros existen en la vida real! Siempre los consideré oriundos de los cuentos para niños. O en los campos italianos esta lleno de niños o en Italia usan de verdad espantapájaros.
- Madrid es una señora, París una dama.
-El mundo es inmenso pero más grande aún es la cantidad de interpretaciones que escuché sobre el mundo.
- Las grandes ciudades de América Latina están levantadas alrededor de una plaza. Las grandes ciudades Europeas están atravesadas por un río. América circunda, Europa atraviesa.
- Las viejas italianas tienen mucho más que ver con mi futuro que con mi pasado. O por lo menos tienen el mismo porcentaje.
- Uno debería decir me voy de "caminata" cuando se va de viaje. Es como una larga peregrinación por el mundo. Es imposible conocer sin caminar. Caminar es viajar. Uno debería poner en la mochila menos remeras y más anaflex.
-Me gustan muuuuuuuuucho las fuentes y la escultura.
- Hay momentos en el que los ojos quisieran ser más grandes para ver más. Hay inmensidades que superan la retina. La máquina de fotos nos ha ganado la batalla.
- Hay sensaciones que son intransmisibles. La experiencia definitivamente no es transferible.
- Nunca es demasiada la expectativa cuando se prepara la mochila para cruzar el océano.
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